¿Puede la Inteligencia Artificial cerrar la brecha sanitaria en países en desarrollo?
Este artículo explora el papel de la IA como catalizador de equidad en salud, analizando su capacidad para mejorar el acceso, la calidad y la eficiencia de los servicios en contextos con recursos limitados.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL IA EN TERCER MUNDO
Dr Enrique Angarita
5/5/20255 min read


Las desigualdades en salud entre países desarrollados y en desarrollo siguen siendo uno de los desafíos más urgentes y persistentes del siglo XXI. La falta de acceso a servicios médicos adecuados, escasez de personal sanitario, ausencia de infraestructura diagnóstica, y sistemas de información fragmentados agravan las condiciones de salud de millones de personas. En este contexto, la Inteligencia Artificial (IA) ha surgido como una herramienta prometedora con el potencial de transformar la atención sanitaria global. Pero ¿puede realmente la IA cerrar la brecha sanitaria que separa al llamado Tercer Mundo de los sistemas de salud del Primer Mundo?
¿Qué es la brecha sanitaria y por qué persiste?
La brecha sanitaria se refiere a las diferencias sistemáticas en indicadores de salud, acceso a servicios y resultados médicos entre distintas poblaciones. En los países en desarrollo, estas disparidades se traducen en altas tasas de mortalidad materna e infantil, prevalencia de enfermedades transmisibles, falta de vacunación, y escaso acceso a tecnologías médicas.
Las causas son múltiples:
Infraestructura débil o inexistente
Desigual distribución de profesionales de la salud
Escasa cobertura de salud universal
Limitado acceso a diagnósticos tempranos y tratamientos adecuados
Dependencia de ayuda internacional y tecnología importada
En este panorama, la IA aparece como una tecnología capaz de saltarse etapas tradicionales de desarrollo, generando un efecto “leapfrog” o de salto tecnológico, similar a lo ocurrido con la telefonía móvil en África.
El potencial transformador de la IA en salud global
La IA se basa en el uso de algoritmos y modelos matemáticos que aprenden a partir de grandes volúmenes de datos para realizar tareas como el diagnóstico, la predicción de enfermedades, el soporte a la toma de decisiones clínicas o la automatización de procesos administrativos. Estas capacidades pueden traducirse en impactos concretos para los países en desarrollo, entre ellos:
1. Diagnóstico temprano y asistido
Sistemas de IA entrenados con imágenes médicas pueden detectar tuberculosis en radiografías, identificar retinopatías diabéticas, cáncer de cuello uterino o melanoma con una precisión comparable a expertos humanos. Estos algoritmos pueden instalarse en dispositivos móviles o portátiles y operar en zonas sin especialistas, como zonas rurales o regiones selváticas.
Ejemplo real: El software CAD4TB, desarrollado por Delft Imaging, permite diagnosticar tuberculosis pulmonar en comunidades africanas con una laptop y un equipo portátil de rayos X, reduciendo la dependencia de radiólogos.
2. Optimización de recursos humanos
La IA puede apoyar al personal de salud en tareas de triage inteligente, clasificación de pacientes en urgencias, y priorización de intervenciones, aliviando la sobrecarga en sistemas precarios. También facilita la formación continua de médicos y enfermeros mediante simuladores virtuales y asistentes de decisión clínica.
3. Atención remota y personalizada
Combinada con la telemedicina, la IA puede proporcionar consultas automáticas, análisis de síntomas, recordatorios de medicamentos y monitoreo remoto de enfermedades crónicas en poblaciones aisladas. Esta estrategia reduce la necesidad de infraestructura física y desplaza la atención hacia el paciente como centro.
4. Vigilancia epidemiológica y predicción de brotes
Los modelos predictivos pueden anticipar epidemias de dengue, malaria o COVID-19, incluso en contextos con escasos datos oficiales, usando información de redes sociales, movilidad, meteorología y otras fuentes alternativas.
Ejemplo: En Ruanda, el sistema Apollo, desarrollado por la empresa Zipline, combina IA y drones para distribuir medicamentos y predecir la demanda local de productos médicos en tiempo real.
Retos específicos para la implementación en el Tercer Mundo
A pesar del entusiasmo, el despliegue de IA en salud en países en desarrollo enfrenta limitaciones estructurales que deben abordarse con realismo y estrategia.
1. Falta de datos locales y representativos
La mayoría de los algoritmos se entrenan con datos del Primer Mundo. Esto significa que muchas herramientas de IA pueden no generalizar bien en poblaciones con perfiles genéticos, enfermedades prevalentes y condiciones sociales distintas. El uso indiscriminado de estos modelos puede conducir a errores diagnósticos o decisiones sesgadas.
2. Infraestructura digital limitada
Aunque hay avances en conectividad móvil, muchas regiones aún carecen de acceso confiable a electricidad, internet y dispositivos tecnológicos, lo que limita la operación de soluciones de IA.
3. Falta de talento especializado
El desarrollo, adaptación y mantenimiento de sistemas de IA requieren ingenieros, médicos, analistas de datos y gestores tecnológicos, perfiles que escasean en muchos entornos del Tercer Mundo. Esto lleva a una dependencia de soluciones externas.
4. Riesgos éticos y regulatorios
El uso de IA en salud debe respetar principios éticos, garantizar la privacidad de los pacientes, el consentimiento informado, y evitar la explotación de datos de comunidades vulnerables. Muchos países aún no tienen marcos legales adecuados para supervisar estas tecnologías.
Análisis crítico: ¿una solución o un nuevo tipo de exclusión?
La IA tiene el potencial de mejorar la equidad, pero también puede profundizar desigualdades si no se implementa con visión local y justicia tecnológica. Existen riesgos reales de:
Crear soluciones “de laboratorio” sin validación en terreno.
Substituir decisiones humanas con sistemas opacos.
Exportar tecnologías sin adaptación cultural.
Concentrar beneficios en empresas tecnológicas extranjeras.
Por otro lado, si se desarrolla de forma participativa, con datos locales, tecnologías abiertas y colaboración público-privada, la IA puede empoderar comunidades y sistemas de salud precarios.
Hacia una IA inclusiva: condiciones para cerrar la brecha
Para que la IA en salud sea un instrumento de equidad y no de exclusión, es fundamental:
Construir bases de datos representativas y éticas, con participación de las comunidades locales.
Desarrollar algoritmos adaptados al contexto socioeconómico, lingüístico y cultural.
Invertir en infraestructura digital de bajo costo, incluyendo electricidad, conectividad e interoperabilidad.
Formar talento local en salud digital y ciencia de datos.
Diseñar marcos regulatorios ágiles pero protectores, con enfoque en derechos humanos y soberanía digital.
Fomentar colaboraciones Sur-Sur, entre países en desarrollo, para compartir experiencias y soluciones.
Conclusión
La Inteligencia Artificial representa una oportunidad inédita para transformar los sistemas de salud en países en desarrollo. Su capacidad de escalar diagnósticos, optimizar recursos y brindar atención personalizada puede ser clave para cerrar la brecha sanitaria global. Sin embargo, su éxito no está garantizado. Solo a través de una implementación contextualizada, ética e inclusiva, será posible que la IA se convierta en una verdadera herramienta de equidad.
Como profesionales de la salud, investigadores y líderes de opinión, tenemos la responsabilidad de guiar esta transformación con visión crítica y compromiso social. La tecnología, por sí sola, no resuelve desigualdades; lo hace el uso que hacemos de ella.
¿Qué piensas sobre el papel de la IA en salud para países como el nuestro?
¿Crees que puede ser un puente o una barrera?
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