Un Culto a la ignorancia, la tecnología pierde el rumbo

Revisión de un artículo clásico del escritor Isaac Asimov, y su vigencia en la actualidad con el desarrollo de la IA

INTELIGENCIA ARTIFICIAL REFLEXIONES SOBRE IA

Dr Enrique Angarita

4/9/20253 min leer

Hace unos días, reflexionaba sobre un artículo de Isaac Asimov, específicamente su ensayo “El culto a la ignorancia” de 1980. En el, critica la tendencia social y política de valorar la ignorancia igual que el conocimiento, especialmente en el contexto de la democracia. También, Asimov argumenta que esta actitud antiintelectual socava la base de una sociedad que debería valorar el conocimiento y el pensamiento crítico. En la era actual, con el auge de la inteligencia artificial (IA), esta reflexión cobra relevancia al destacar cómo la información masiva y superficial en las redes sociales puede reforzar el culto a la ignorancia, donde todas las opiniones parecen tener igual valor, independientemente de su base en hechos o investigación. La IA puede exacerbar este problema al facilitar la difusión de información superficial y desinformación, lo que subraya la necesidad de promover el pensamiento crítico y el valor del conocimiento profundo

“Mi ignorancia es tan buena como tu conocimiento.”

Esta frase, que parece una parodia, se ha convertido en un lema tácito para muchos. En este ensayo, Isaac Asimov denuncia con claridad y contundencia un fenómeno que amenaza no solo la educación, sino la democracia misma: el desprecio por el conocimiento.

Una amenaza silenciosa: el antiintelectualismo

Hay un culto a la ignorancia en los Estados Unidos, y siempre lo ha habido.

Una corriente persistente de antiintelectualismo recorre la vida cultural y política de la nación. Este fenómeno se ha enraizado en la falsa idea de que, en democracia, todas las opiniones valen lo mismo… incluso las que ignoran los hechos más básicos.

“La democracia no significa que mi ignorancia sea tan buena como tu conocimiento.”

El dato que lo cambia todo

En la fecha de publicación del artículo, enero de 1980, el Washington Post publicó los resultados de una encuesta del Instituto Gallup:

• El 50% de los adultos estadounidenses no sabía que la Tierra gira alrededor del Sol en el transcurso de un año.

• El 45% creía que el Sol gira alrededor de la Tierra.

Este nivel de desconocimiento no es solo preocupante: es peligroso. No estamos hablando simplemente de ignorancia, sino de una ignorancia que se defiende a sí misma, que se niega a aprender, que incluso ataca al conocimiento.

Ignorancia 4.0: cuando la IA se convierte en excusa

En los últimos años, una nueva forma de ignorancia ha comenzado a florecer:

La de quienes creen que el uso de herramientas de inteligencia artificial puede sustituir el estudio, la lectura y la reflexión crítica.

Con una confianza ciega, algunos utilizan estas tecnologías para producir textos, responder exámenes o “crear contenido” sin entender lo que están haciendo, ni mucho menos por qué.

Y lo más grave: muchos de ellos presumen de su “eficiencia artificial” en redes sociales, sin darse cuenta de que están difundiendo su ignorancia con orgullo, reforzando el culto al atajo fácil, al “no hay que saber, solo hay que usar”.

“La IA no hace sabio al ignorante, solo lo vuelve más rápido en sus errores.”

¿Qué tan peligroso puede ser no saber?

En aquel entonces, el artículo del Post generó muchas cartas de protesta. Pero no se quejaban de los datos. Se quejaban del tono. Lo tildaban de elitista, arrogante, antidemocrático. Para muchos, saber parece ser una ofensa, y la ciencia, algo sospechoso.

Cuando la educación se convierte en amenaza

La educación científica ha sido víctima de esta cultura.

• Se recortan presupuestos.

• Se minimiza el valor de la ciencia en las aulas.

• Los maestros deben competir con medios de comunicación que glorifican la ignorancia y ridiculizan la razón.

Hoy, esta lógica ha llegado a extremos peligrosos: influencers sin preparación dan consejos médicos, espirituales o incluso educativos desde la comodidad de su ignorancia… y millones los siguen.

Una ciudadanía sin ciencia está perdida

Asimov no dice que todos debamos ser científicos.

Pero sí que necesitamos entender la ciencia lo suficiente como para tomar decisiones racionales en un mundo que depende de ella:

• Desde las vacunas hasta el cambio climático.

• Desde la energía nuclear hasta la inteligencia artificial.

• Desde la economía digital hasta la medicina personalizada.

“Sin comprensión científica, estamos condenados a ser dirigidos por demagogos y manipulados por charlatanes.”

¿La solución? Educación. Siempre educación.

La única cura para este culto a la ignorancia es una educación vigorosa, inquisitiva, que valore la razón.

No podemos darnos el lujo de dejar que la ignorancia sea una opción válida. La supervivencia de la democracia depende de ciudadanos informados, capaces de distinguir entre hechos y ficción.

“Sin conocimiento, no hay libertad real. Y sin educación, no hay conocimiento.”